sábado, 21 de diciembre de 2013

C. Julio Cesar

Cayo Julio César, aparte de ser aquel famosos Emperador fue un cronista excepcional de una época del Imperio Romano crucial para el mundo occidental. De él se nos guardan las "Guerras de las Galias" y las "Guerras Civiles", dos libros en los que vierte su particular visión de la realidad histórica que le tocó vivir:
Una República en franca expansión con obvias contradicciones internas que acabarían por desembocar en el Imperio, poniendo fin a la historia de la República. Pero dejemos esto a un lado.

Este artículo trata ante todo de enseñar características de la historiografía del César que más me llaman la atención, y a ser posible, de manera jocosa, sin ahondar tanto en los hechos en sí, ni en la historia que lo rodea...Empecemos pues:

1-La Suerte del Cesar: Aunque más de uno haya podido escuchar esta frase hecha y no se haya preguntado de dónde venía, leyendo las hazañas contadas del propio César por su puño, uno descubre de sopetón porqué se dice. Es curioso ver cómo el mismo César cuenta sin vergüenza alguna cómo centurias enteras bajo su propio mando están a punto de acabar despedazadas bajo el peso de las armaduras bárbaras. Y me quedo con ese "A punto": Es llegar el César al campo de batalla, y nuevas fuerzas se infunden entre los hombres. Pues sí, irónicamente, la mera llegada del César provoca una inmediata victoria en una refriega (que no tenía ni porqué ser importante) y la vuelta de hoja: Si sin el César estaban a punto de morir, cuando él viene, los bárbaros no saben dónde ponerse a cubierto....

2- Pobre de mí: César siempre parece retratarse en sus hazañas de manera más positiva que los que les rodean: Él es sin duda el más competente. Y para dejarlo claro arremete contra cualquier personaje (aliado o enemigo) que pueda hacer sombra a su reputación: Eso explica la mala baba soltada contra Cicerón en las "Guerras de las Galias", o contra Pompeyo, aunque esta vez de más claro sentido difamatorio, en  las "Guerras Civiles". El caso de Pompeyo es casi de risa: César "trata" continuamente de acercarse a este para evitar llegar a las armas y para acordar un fin de las hostilidades "por el bien de la República", pero Pompeyo o desaparece o le responde con una negativa o... en fin, César es el conciliador, continuamente, un trozo de pan...y ahí entra el tercer punto

3-César, el del talante: Pues sí ¿Quién no ha oido hablar de la magnanimidad del César para con sus enemigos? Que si les perdonaba, que si les dejaba libres...Pues nada más lejos de la realidad. Durante sus correrías en las Galias y la Germania, César mostró más bien poca piedad y comprensión para con sus enemigos bárbaros. El colmo fue una refriega que hubo cerca del Rin. Los germanos realizaban la guerra como sigue: Durante uno o dos años guardaban alimento y enseres en sus tierras de residencia para moverse en bloque, con toda la familia (mujeres e hijos) y con el ganado propio. Todo ello era, por así decirlo, la "impedimenta" (los avíos) del "soldado" germano (Que a mi manera de verlo, era una especie de mixtura entre el agricultor-ganadero y el guerrero). César, en una refriega en la que estos soldados germanos decidieron replegarse con su "impedimenta" a la otra orilla (habían cruzado a una parte del Rin con todo esto), en lugar de dejarles marchar y así evitar males mayores, ordenó darles caza a todos: El resultado fue que tanto los soldados germanos, pero así mismo sus mujeres y sus hijos, acabaron ahogados en las aguas del Rin tratando de escapar a nado de la persecución romana, y además acabó con un Catón enfadado como una mona con César al haberse pasado este por el forro de la Toca Virilis el Derecho de Gentes, que aseguraba al enemigo una cierta seguridad de que mujeres y niños no serían dañados....

4- Al César, lo que es del César: Si algo bueno hay que achacarle a este hombre, es su compromiso con sus soldados. Entre sus historias, relucen nombres de Primípilos ( Primer Soldado de la Primera Cohorte de la Primera Centuria, una especie de delegado que ponía en contacto a los soldados de la legión con su general) y de Manípulos ( Encargados de portar estandartes y enseñas de poder: Muy importantes, pues señalaban hacia dónde debían de moverse las Centurias y dónde atacar) amén de soldados rasos, que por su excepcional valentía César quería dejar constancia. Se preocupó por la medra de sus soldados, por conseguir a los más valientes algún puesto de responsabilidad, y por mantenerlos motivados, cosa desde luego no menos necesaria para conseguir las victorias que llegó a obtener. En fin, en esto, empero, podríamos considerar a César como honesto.

La historia del César es generalmente aceptada, pero con reservas: Hemos de observar que el objetivo de la misma fue siempre mostrarse a él mismo de una manera mucha más positiva y apta para grandes cargos y honores que el resto de sus colegas, aunque es innegable el valor histórico que tiene toda su obra si exceptuamos este hecho, que llega a ser nimio con la importancia de sus textos.



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